Los injertos son una técnica agrícola que el ser humano lleva utilizando durante siglos para aprovechar las capacidades únicas de dos plantas. De una obtenemos mayor vigor y tolerancia a enfermedades procedentes del suelo , confiriendo a la otra una mayor productividad de los frutos de mayor calidad. Con ello obtenemos una planta mas productiva, mas resistente, con un mayor sistema radicular y que en definitiva, hace que nuestra afición por la horticultura nos de una mayor recompensa a la hora de la cosecha.

Por ejemplo podemos utilizar un porta injerto de calabaza, mas resistente a las enfermedades fúngicas, con un injerto de sandia y así obtendremos una mayor cosecha de sandias en nuestro huerto.

Los injertos hacen que nuestras plantas sean mas productivas y que sus frutos sean de mayor calidad, son mas tolerantes a la falta o exceso de riego y a las temperaturas extremas.

Como realizar un injerto correctamente:

Extracción de la cuña

Lávate bien las manos previo a injertar para evadir contaminar el corte del injerto con bacterias. Con un cuchillo afilado y esterilizado, acorta el portainjerto y extrae un bisel triangular de unos 3 o 4 centímetros de extenso: la V o cuña.

Ligar las plantas

Corta sutilmente la púa en diagonal, al nivel de la extremidad inferior, e insértala en la hendidura del portainjerto. Ten en cuenta que el bisel triangular encaje perfectamente en el punto de corte del portainjerto y que ambas plantas se encuentren enteramente unidas entre sí.

Cerrar las heridas del injerto

Para repeler las bacterias, los hongos y las patologías del corte del injerto, se aconseja recubrir extensamente el sector del injerto, ejemplificando, con una resina vegetal. Habrá que aguardar a la primavera siguiente para verificar si el injerto fue conocido, ¡lo cual se evidenciará por los brotes en la púa!