El picudo de la palmera, o picudo rojo, es la plaga más conocida entre las palmeras. Aunque este coleóptero puede afectar a diversas especies, en la región mediterránea tiene predilección por la palmera canaria (Phoenix canariensis) y la palmera datilera (Phoenix dactylifera). Se trata de un insecto originario del sudeste asiático que se desarrolla en el interior de la palmera. En ella pueden coexistir al mismo tiempo todos los estadios de desarrollo: huevo, larva, pupa y adulto. El insecto adulto presenta una morfología muy característica, con un prominente pico y un cuerpo de un color cobre rojizo con manchas negras. Las larvas alcanzan los 5 cm, no tienen patas, son de color crema y tienen una cabeza de color marrón con fuertes mandíbulas.
Las pupas se protegen con un capullo elaborado con fibras que la larva amasa de la propia palmera. Una vez finalizado el ciclo, los adultos vuelan para colonizar nuevas palmeras.
Las larvas del picudo de la palmera producen los daños al alimentarse del tejido vegetal interno de la palmera, dejando como consecuencia largas galerías en su interior. Como consecuencia de ello las hojas centrales de la palmera se muestran poco desarrolladas y decaídas.
Las hojas amarillean y se desprenden con facilidad. Aun así, los síntomas más evidentes no son visibles hasta pasados varios meses después de la infestación, cuando ésta ya se encuentra en un estado muy avanzado. Cuando los daños afectan a la yema apical de la palmera, ésta muere.
El taladro de la palmera, u oruga perforadora de las palmeras, es una plaga que afecta a diversas especies de palmeras pero que tiene preferencia por los géneros Chamaerops, Phoenix, Trachycarpus y Washingtonia. Es un lepidóptero de origen sudamericano que se desarrolla en el interior de la palmera. Los adultos son mariposas diurnas con alas oscuras y anaranjadas, con una amplia banda negra la cual contiene 5 o 6 manchas blancas. Las orugas son de color rosado, poseen fuertes mandíbulas y alcanzan los 7 cm. Las pupas, que se forman dentro de un capullo tejido por la oruga, son marrón rojizo.
Las larvas del taladro de la palmera producen los daños al alimentarse del tejido vegetal interno del estípite, dejando como consecuencia largas galerías en su interior. Los síntomas más fácilmente apreciables son los agujeros en las hojas que se muestran al desplegarse. En las palmeras de hoja palmada suelen disponerse de manera circular, mientras que en las de hoja pinnada se observan roeduras o perforaciones dispersas. No es una plaga fácil de detectar al inicio de la infestación. En ataques graves aparecen deformaciones en el estípite, se marchitan las palmas centrales que todavía no se han desplegado, las hojas se descuelgan y finalmente acaba muriendo la palmera.