La oruga de la polilla del boj es una plaga de origen asiático que se alimenta vorazmente de las plantas de boj (Buxus spp.). En su estado larvario causa graves perjuicios sobre las plantas a las que ataca, a las que habitualmente acaba por exterminar. Las polillas del boj son fácilmente reconocibles y habitualmente son de blanco con una franja marrón en el margen externo, aunque también existe una variante marrón con una mancha blanca en las alas posteriores.
Cada hembra deposita de 10 a 20 huevos agrupados sobre las hojas del boj, formando una masa de aspecto gelatinoso y color transparente. De ellas saldrán las orugas, las verdaderas responsables de la defoliación a la que se verán sometidas las plantas. Estas larvas son de color verde claro y presentan rayas negras, puntos blancos y una cabeza negra.
Alcanzando hasta 5 cm, las orugas se detectan fácilmente a simple vista. Durante el día, los adultos suelen descansar ocultos entre las plantas. Muy aparentes son los vuelos antes de la puesta, durante los cuales se aparean y reúnen miles de ejemplares. Las orugas también son fácilmente visibles, así como los daños que generan sobre las hojas. También pueden atacar a la corteza, especialmente en los últimos estadios, lo que acelera la deshidratación y muerte de las plantas.
El daño directo que se produce por la presencia de la plaga es obviamente una defoliación muy aparente de los arbustos afectados, dejando en ocasiones solo los esqueletos y conduciendo a su muerte. Los brotes tiernos son los primeros de los que se alimentan las orugas, los cuales al cabo de poco tiempo se secan y adquieren un color marrón.